18 El Signo y el Demiurgo


Se recomienda:

• Primero leer la Carta de Belicena Villca, el libro dos de la novela mágica "El Misterio de Belicena Villca" sacando un resumen de cada día...

• Disernir los temas que hay entre líneas en los restantes libros de la novela mágica "El Misterio de Belicena Villca".

En cuanto al Signo del Origen, el "Signo" lo poseen las personas enviadas por la Serpiente, Ophis-Lúcifer, Luzbella, es como una marca, mejor dicho es el linaje híbrido de Saam, Enki, Osiris, Horus, la Serpiente emplumada y que supuestamente sólo los Iniciados Hiperbóreos pueden ver.

Hay que recordar que la Serpiente del Paraiso, la que no sólo "engañó" a Eva, sino que la preñó de Caín, quien luego mató a su hermanastro Abel, quedó luego con una marca, esa marca es el Signo del Origen, el signo de la Serpiente, creando un linaje de la Serpiente, linaje que es enemigo del Creador o Demiurgo.

Está también en el interior del Alma de todos los Humanos, el Espíritu Rebelde ante lo injusto y corrupto.

En el seno del Espíritu Eterno, está presente la Señal del Enemigo del Creador y de la Creación, el Símbolo del Origen del Dios Incognosible y de todos los Espíritus prisioneros de la Materia.
¡El que llega a despertar y ser consciente de que lo tiene, podrá comprender a la Serpiente desde adentro!

¡Al que puede comprender con Su Signo a la Serpiente; puede obtener la Más Alta Sabiduría que le sido dada conocer al Humano de Barro!

El Signo significa muchas cosas, pero también es una Sanguine Signum, Signo Sanguineo, Línea de Sangre de Reyes Guerreros, Bárbaros de la Guerra sin apegos materiales, que sólo buscan morir con honor e ir al Valhala.

La sangre no es factor determinante para la aparición del Signo pero sí es “condición de calidad”; si aparece un signo en miembros de una familia, alternativamente, es el mismo signo.

El Símbolo del Origen está ligado al Misterio del encadenamiento espiritual.

El Símbolo del Origen, es análogo a un Marco Carismático:

Quien es abarcado por dicho marco, consciente o no, “orientado” o no hacia él, permanece inevitablemente encadenado a la Materia; quien logra en cambio abarcar al marco, comprenderlo o trascenderlo, logra liberarse del encadenamiento, “es libre en el Origen”.

Y quienes procuran mantener al Espíritu Eterno encadenado bajo tal marco o Símbolo del Origen, son los Maestros de la Kâlachakra, la Fraternidad Blanca de Chang Shambalá.

Y quienes tratan de que el Espíritu trascienda el Símbolo del Origen, tal vez comprendiendo a la Serpiente, son los Iniciados de la Sabiduría Hiperbórea, los Liberadores-ras de Agartha.

Al Signo sólo pueden reconocerlo quienes ya lo conocen.

Es básico, para distinguir una cosa de otra, hay que conocerla primero; el mismo principio vale para el Signo; sólo lo “ven” aquellos que tienen la Verdad en su interior, pues sólo así es posible reconocer la Verdad exterior.

Y quien tenga el Signo sin saberlo, no puede verlo aunque lo lleve en sí, porque aún le falta llegar a la Verdad.

La revelación del Signo es interior; pero los herederos sanguineos del Signo, lo ubican en las orejas.

El Coronel SS, Otto Rahn, prestigioso erudito en Historia de la Edad Media y autor en 1931 del libro “La Cruzada Contra el Graal”, detalla sobre el objetivo de la Alemania Nazi.

¿Por qué el enemigo de los Nazis es Yahvé Satanás?

El Demiurgo ha recibido otros nombres a lo largo de la Historia; pero Yahvé y su deformación Jehová, se trata del último nombre con el cual Él se ha autodenominado...Yahvé, Yo Soy el que Soy, El que existe, El Ser, El Dios Vivo.

Y con dicho nombre lo designa aún sus “Pueblos Elegidos”, por Alianzas; primero Israel, luego el Cristianismo, finalmente el Islam; y en la que Israel es el hermano mayor de los tres y juntos no son otra cosa que un desdoblamiento psíquico del mismo “Jehová Satanás”.

Judaísmo-Cristianismo-Islam, religiones y no razas, son un “Chakra” de la Tierra, es decir, son una manifestación psíquica colectiva del Demiurgo Jehová y por eso el judío-cristiano-islámico no existe como individuo; no es una persona como el resto de quienes componen el género humano; sino que es La Granja Humana, el Inconciente Colectivo de fácil manipulación y Control Mental.

Pero la manifestación de Jehová en una "Raza Elegida"; primero siguiendo el linaje del hijo Adam y Eva, Set hasta Noé; luego la de Sem hijo de Noé, los Semitas; luego con la subraza Semita, la Hebrea-Aramea con Abraham padre de naciones; luego cambiamos a "Pueblo Elegido" porque la palabra engloba a varias razas, subrazas y mestizajes que conforman al "Pueblo"; porque de Egipto salen todos los esclavos de diverso origen a buscar y disputar la "Tierra Prometida" con los Cananeos, también Semitas y con los Filisteos; con la división del Reino de Salomón se dividen en Judíos, Samaritanos y Galileos; luego regresan a la tierra de Abraham, Mesopotamia con los Asirios, Babilonios y Caldeos; nuevamente regresan a Palestina gracias a los Persas, sólo los Judíos de religión, pero tienen que soportar a los Escitas, Samaritanos y Galileos que ocupan Palestina; luego llegarán Griegos y Romanos para con éstos últimos ser expulsados a todo el mundo antiguo y a donde vayan, ir con su orgullo de ser el "Pueblo Elegido"...hasta que los Cristianos Romanos los desplacen y luego aparezca el Islam.

Siendo esto un suceso más o menos reciente, de pocos miles de años y la ordenación de La Materia o “Creación” data de millones de años atrás.

Por eso, por la “novedad” que representa el nombre “Jehová” comparado con otros nombres del Demiurgo, que empleaban pueblos más antiguos y culturalmente más importantes en la Historia y por la antigüedad geológica del Universo, es que parece excesivo designar con el nombre “Jehová” a un Dios Cósmico.

Pero se trata sólo de una apariencia.

Aquí hay que imaginar un Demiurgo Primordial al que podemos cómodamente denominar El Uno, tal como hacían los estoicos.

Este es quien ordena el caos y se difunde panteísticamente en todo el Universo (es El también el Brahma hindú o el Alá árabe, etc., tomadas estas denominaciones en su acepción religiosa exotérica).

Pero el Plan Cósmico, de alguna manera hay que llamar a la idea del Universo Material, se asienta en el ensueño del Demiurgo, un estado de quietud que sin embargo dinamiza el Cosmos, como el “Dios motor inmóvil” de Aristóteles en ese Gran Día de Manifestación, que se denomina también, Gran Manvantara.

Pero para que todo “funcione” sin que requiera intervención de El Uno, “quien duerme mientras todo vive en Él”, es necesario disponer de un “sistema automático de corrección”.

Este es el papel que cumplen las llamadas Jerarquías Cósmicas, miríadas de entidades conscientes emanadas por El Uno para que mantengan el impulso dado al Universo y lleven adelante su Plan.

El primer paso de la “emanación” son las Mónadas, Arquetipos Superiores que fundamentan toda la estructura cósmica y hacen las veces de matriz del plan del Uno.

Estas entidades conscientes, Ángeles, Devas, Logos Solares, Logos Galácticos, Almas Planetarias, etc., no son seres individuales sino que forman parte del mismo Uno y poseen, pues, mera apariencia de existir debido a los grados de libertad de que están dotados durante el Manvantara.

Así podemos distinguir por ejemplo, “Logos solares”, es decir, “entidades conscientes” capaces de “crear” un Sistema Solar siguiendo el Plan del Uno, pero que en realidad son desdoblamientos temporales de El Uno.

Lo mismo se puede decir de los Logos Galácticos o “Almas planetarias” y hasta de los simples Ángeles o Devas, ninguno de ellos existe como tales, aunque “evolucionen” sujetos a las leyes universales.

Lo importante aquí es comprender que todo este espectáculo grandioso que estamos recreando es pura ilusión, una concepción metapsíquica de características colosales ideadas por El Uno para su íntima contemplación.

Porque la verdad es que todo lo existente desaparece finalmente, cuando sobreviene el Gran Pralaya, la noche de Brahma, en la que todo se confunde nuevamente en Él, luego de una monstruosa fagocitación.

Pero dijimos que el Universo se rige por leyes evolutivas.

Dichas leyes, que determinan el Universo Material, de acuerdo a una verdadera “arquitectura celeste”, como bien dicen los satánicos masones, ocasionan la existencia de los distintos planos del espacio o Cielos en que está constituida la realidad.

Así como hay varios “Cielos” (¿cinco? ¿siete? ¿nueve?) hay “Reinos de la naturaleza” (¿tres? ¿cinco? ¿siete?) o “planetas” (¿cinco? ¿siete? ¿nueve? ¿doce?) o “Razas raíces” (¿tres? ¿cinco? ¿siete?) etc.

Estos aspectos engañosos forman parte del Plan del Uno y los Demonios encargados de llevar adelante dicho Plan conforman un orden jerárquico preciso, basado en la famosa “ley de evolución” que rige los Cielos –todos los Cielos, desde los atómicos, químicos, o biológicos hasta los cósmicos– en los que “evoluciona” cada mónada siguiendo los Arquetipos de cada Cielo.

Es la famosa “ley de causa y efecto” que enseña la Sinarquía y que las religiones védicas de la India llaman Karma y Dharma, pero que conviene sintetizar como “ley de evolución”.

Esta ley dirige el camino “de ida y vuelta de la mónada”, la cual toma varios cuerpos en los distintos Cielos a los que desciende para “evolucionar”; dicho “camino” suele ser representado como la serpiente que se muerde la cola o “uroboro”.

Por supuesto que jamás se alcanza la famosa individuación monádica, pues ello sería una auténtica mutilación de la substancia del Uno y antes que tal cosa sobrevenga, ya estará todo el Universo fagocitado en Su Santo Buche.

Esta es la Teoría Teosófica que la Sinarquía enseña en sus sectas masónicas o rosacruces, una concepción determinista en que no hay lugar previsto para la existencia individual eterna, es decir, más allá de los pralayas y manvantaras.

Una parte de la Humanidad, que nosotros integramos, posee un elemento que no pertenece al orden material y que no puede ser determinado por la ley de Evolución del Demiurgo.

Ese elemento, que se llama "Espíritu o Vril", se halla presente en algunos Humanos como posibilidad de eternidad.

Sabemos de él por el Recuerdo de Sangre, pero en tanto no seamos capaces de liberarnos de los lazos que nos atan a la ilusoria realidad del Demiurgo y remontemos el Sendero del Regreso al Origen, no existiremos realmente como individuos Eternos.

Así pues, El Espíritu Inmortal, puede coexistir y permanecer sujetos al Universo de El Uno.

Es éste un gran misterio, para los no Iniciados, ya que sea una orden de un Ser Infinitamente Superior al Demiurgo, una negligencia incomprensible o un engaño colosal, alguna vez han ingresado al Universo Material una miríada de seres pertenecientes a una Raza Espiritual que llamamos Hiperbórea. 

Supongamos que tales seres hubieran penetrado al Sistema Solar por una “puerta” abierta en otro planeta, por ejemplo Venus, y que aquí, merced a un ardid, una parte de sus Guías Hiperbóreos los hubiesen encadenado a la ley de evolución. 

Este encadenamiento, ya lo hemos dicho, no puede ser real pero, sin embargo, los Guías Traidores logran confundir a los Espíritus Eternos anclándolos a la materia. 

¿Para qué hacen esto? 
Otro Misterio. 

Pero lo cierto, lo efectivo es que, a partir de la llegada de tales Guías al Sistema Solar, se operará una mutación colectiva en toda la Galaxia que modifica el Plan del Uno. 

Esta modificación está edificada en la traición de los Guías y en la caída de los seres inmortales. 

Aquí, en la Tierra, existía un Ser Humano Primitivo que “evolucionaba” siguiendo las leyes de las “cadenas planetarias” y los “Reinos de la naturaleza”.

Esta evolución era lentísima y perseguía la adaptación final a un Arquetipo Racial absolutamente Animal, dotado de una mente racional, estructurada lógicamente por las funciones cerebrales y poseedor de un “Alma” conformada por energía de los otros planos materiales más sutiles. 

Este “hombre” es el que encontraron, en una etapa aún primitiva de su desarrollo, los Guías Traidores al llegar a la Tierra hace millones de años. 

Entonces, mediante un ingenioso sistema llamado Chang Shambalá, ellos decidieron mutar la Raza Humana, encadenando los Espíritus Eternos a los Seres Humanos ilusorios y materiales de la Tierra. 

Desde ese momento existen tres clases de Humanos: 
• Los Animales-Humanos primitivos o Pasú,
• Los Semidivinos o Viryas, a quienes se les adosó un Espíritu, y 
• Los Divinos Hiperbóreos o Siddhas, que son todos aquellos que logran retornar al Origen y escapar del Gran Engaño. 

También son llamados Siddhas Hiperbóreos a una parte de los Guías, aquellos que no traicionaron y que, encabezados por Kristos Lúcifer, Luzbella, intentan salvar a los Viryas mediante la redención hiperbórea de la Sangre Pura, que consiste en despertar el recuerdo primigenio de la propia divinidad perdida, estos Guías son los Señores de Agartha...

El Uno delegaba en unas “entidades -conscientes” la ejecución de Su Plan, podemos ahora agregar que el Sistema Solar ha sido construido por una de tales “conciencias” a la que llamamos Logos Solar, secundada por Devas de menor jerarquía quienes ocupan determinados puestos en la mecánica del sistema. 

En la Tierra, una “entidad planetaria” infundía vida al planeta e impulsaba la “evolución” de los Reinos de la naturaleza de acuerdo al Plan Solar, inserto en el Plan Cósmico de El Uno. 

Está claro que se trata de emanaciones de El Uno enlazadas jerárquicamente: 

El Uno
Logos Galáctico
Logos Solar
Angel planetario
Alma colectiva o grupal, etc. 

¿Quién es Dios aquí? 

Según el nivel de conciencia y las pautas culturales y religiosas de los hombres, puede ser cualquiera de tales “entidades conscientes”, pero siempre se trata de El Uno. 

Si se dice que Dios es el Sol o se concibe un Dios “creador” de todo el Universo, se está hablando de El Uno. 

Igual si se cree que Dios es la “naturaleza” o la “vía láctea” o la Tierra. 

Las diferentes cosmologías gnoseológicas que presentan los hombres en sus distintas etapas de la “evolución” para concebir el mundo, no invalidan el hecho de que siempre se alude directa o indirectamente a El Uno cuando se habla de Dios.

Pero regresemos a la Tierra. Cuando los Guías Traidores llegan a la Tierra, se instalan en un “centro” al que denominan Shambalá, o Dejung, y fundan lo que se ha dado en llamar Gran Fraternidad Blanca o Jerarquía Oculta de la Tierra.

No es un lugar localizable físicamente sobre la superficie terrestre, sino que se halla situado en un pliegue topológico del espacio. 

Pero lo que interesa aquí es destacar que el jefe de los Guías Traidores, se autotitula Rey del Mundo, pasando a ocupar el lugar de uno de los doce Kumaras del Sistema Solar.

¿Qué es un Kumara? 

Un Angel planetario, una de esas “entidades conscientes” encadenadas por El Uno que conforman la “idea de un planeta”. 

Es aquí adonde debe ubicarse la clave del nombre Jehová y de su “Raza Elegida”.

Porque el Espíritu planetario se llamaba Kumara Sanat, quien luego de la constitución de Shambalá y de la venida del Rey del Mundo, decide actuar como regente de El Uno en la ejecución de Su Plan, ahora modificado. 

Para ello se encarna, en nombre de El Uno, en una “Raza Elegida” para reinar sobre los Espíritus Hiperbóreos esclavizados. 

Esa es la Raza Hebrea.

Eso fue lo que creyeron los Nazis y por eso fueron con todo contra los Judíos Europeos, incluso ya mestizados como un remanente de esa Raza; pero como se dijo, ahora es un Pueblo, Judeo-Cristianos-Islámicos, la verdadera encarnación.

Es decir que tenemos por un lado a la Jerarquía Oculta de Chang Shambalá, con sus Demonios, los Guías Traidores y su jefe, el Rey del Mundo, quienes llevan adelante ahora la “evolución” del planeta y son quienes “guían” a las Razas-Pueblos por medio de una siniestra organización llamada Sinarquía. 

Y por otra parte tenemos la Raza Hebrea- Pueblo Elegido o Cultura Occidental, que no es sino la modificación de Sanat Kumara en la Tierra para ocupar el máximo escalón de la Sinarquía, en nombre de El Uno. 

Los Hebreos en su Kabala estudian que “Israel es o fué uno de los 10 sephiroth”, el sephirah Malkut, es decir una de las emanaciones de El Uno.

Finalmente Jehová es el nombre cabalístico del Demiurgo El Uno que Sanat Kumara representa en la Tierra y es, el último nombre histórico que conocemos de Él. 

Por eso para los Antiguos Seres Hiperbóreos que aún permanecen encadenados en el Infierno, deben tener bien presente que "el Enemigo es Jehová Satanás, el Demiurgo de este Mundo”.

¿Quién es entonces Dios, el verdadero Dios?

Dios es incognoscible para todo aquel que no ha conquistado el Vril.

Desde la miserable condición de esclavo de Jehová Satanás no es posible conocer a Dios, pues Él es Absolutamente Trascendente. 

Es necesario recorrer un largo camino de "Purificación Sanguínea", es decir, Despertando al Espíritu de Dios en Nosotros, para saber algo sobre Dios, sobre el “Verdadero Dios”.

Las Religiones, hablan de Dios, se refieren al Demiurgo El Uno. 

Esto ocurre porque las Razas que pueblan actualmente el mundo han sido “trabajadas” por los Demonios de Shambalá, implantándoles ideas sinárquicas en la memoria genética de sus miembros, para poder dirigirlas hacia el gran Arquetipo colectivo que se llama Manú. 

Así, percibiendo la realidad tras un velo de engaño, se llega a esas concepciones de Dios panteísta, monista o trinitario, que sólo son apariencias de El Uno, el Demiurgo ordenador de la materia.

El concepto de Dios que poseen los distintos pueblos de lengua indogermana casi todos los nombres derivan de las mismas palabras y es seguro que éstas designan en un pasado remoto a un Dios “Creador de todo lo existente”, es decir al Demiurgo, El Uno. 

En sánscrito tenemos las palabras “Dyans pitar”, que en los Vedas se utilizan para nombrar al “Padre que está en los Cielos”.

Dyans es la raíz que en griego produce Zeus y Theo, con sentido similar al sánscrito y que pasa a ser en latín Júpiter, Deus pater o Jovis. 

Los antiguos germanos se referían igualmente a Zin, Tyr o Tiwaz como el Dios “Creador” de lo existente, palabras que también provienen del sánscrito Dyans pitar.

Igual etimología poseen palabras que designan a Dios en las familias de lenguas Turanias y Semitas relacionadas con el Hebreo, encontramos “Él” como una antigua denominación del Demiurgo en su representante planetario “El fuerte”. 

En Babilonia, Fenicia y Palestina se adoró a El, Il, Enlil, nombres que los árabes transformaron en Il ah o Alah, etc. 

En todas las religiones y filosofías siempre se llega a dos o tres ideas de Dios aparentemente irreductibles, pero que en realidad se refieren a distintos aspectos del Demiurgo, tal la preferencia por un “Dios panteísta e inmanente”, El Uno; o “trascendente” pero “Creador de la Tierra y los Cielos”, Jehová Satanás, Júpiter, Zeus, Brahma, etc.

–Hubo una guerra, una guerra espantosa, de la cual el Mahabarata guarda quizás un recuerdo distorsionado. 

Dicha guerra involucró varios Cielos en su teatro de operaciones y produjo como su expresión más externa, lo que se ha dado en llamar “el hundimiento de la Atlántida”. 

Pero nadie conoce a fondo a qué se hace referencia cuando se habla de la “Atlántida”, ya que no se trata sólo de “un continente hundido”. Dicha guerra lleva ya más de un millón de años en este plano físico, durante los cuales han sido varias las Atlántidas físicas, continentales, que se han hundido.

En esa Guerra Esencial por la liberación de los Espíritus cautivos, por la "Mutación Colectiva de las Razas", contra la Sinarquía o Sistema y contra Jehová Satanás o Demiurgo, el Tercer Reich en su tiempo comprometió todo su potencial espiritual, biológico y material...logrando muchos avances tecnológicos secretos. 

Lo que no se entiende es porqué perdió la II Guerra Mundial, o en la "realidad" no la perdió...

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